Confesiones de Mujer
Una obra que, a partir del error y la reflexión, afronta los roles de madre e hijo para promoveractitudes apropiadas, sin reglas mágicas.
Gloria De Recio
Pecados DeMadre
Capítulo
1
LIBRERIAS PAULINAS
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Gloria Salamanca de Recio
Pecados DeMadre
Confesiones de mujer
Quedan rigurosamente prohibidas.Sin autorización escrita de los titularessin trabajo las sanciones establecidas en lasleyes: la reproducción total o parcial de estaobra por cualquier medio.Diseño y Diagramación: Luis GabrielLancheros N.ISBN Libro: 958-669-514-XISBN Colección: 958-669-141-1Primera edición. 2006Instituto Misionero Hijas de San Pablo© Calle 161A No. 31-50Tel.Ventas: 670 6424 • Fax: 671 0992www.paulinas.org.co Bogota. D.C. •Colombia
¿Para quienes es este libro? ¿Qué clase de libro es este?
No he querido hacer esta presentaci6n, siguiendo las es­ trictas normaseditoriales o los parámetros por demás res­ petables, para esta parte de unaobra, porque siento que este libro es algo diferente, porque veo que es un libroalgo "desordenado".Al leer el título: "Pecados de madre, confesiones de mujer" lo más 1ogico esesperar que tenga dos partes, una desde el punto de vista de la madre, otra dela mujer; francamente en un comienzo asi queria hacerlo pero mientras escribiame encontre con un gran en invencible obstaculo, no supe como como separarmi rol de madre del rol de mujer y mucho menos aislar estos dos roles del rolde docente; por ello, un pecado de madre me conlleva a una confesion de mujery estos me orientan a recordar y reflexionar a partir de experiencias de docentey a escribir en forma aparente­mente desordenada, pero eso si, coherente.Este es un libro para quienes prefieran leer en desorden, sin tener que resaltar"en donde iba"; pero también para quienes aceptan que un libro comienza en latapa y ter­mina en la contratapa.Un libro para padres y docentes, que quieran acertar, que se esfuerzan poractuar diariamente en forma adecuada en esos dos roles tan difíciles comomaravillosos: el rol de padre y el rol de maestro, las cuales son en realidad unosolo, porque, un padre es y será siempre un maestro y un maestro necesitaactuar, pensar y aproximarse dis­ creta y profesionalmente a algunas actitudespropias de los padres.Igualmente, este es un libro para hijos y estudiantes, que de alguna formanecesitan comprender o interpretar mu­ chas actitudes de sus padres o de susmaestros.
También para esos maravillosos adolescentes que descu­ bren un día, que suniñez, sus juegos infantiles, sus sue­ ñios de niño, han quedado atrás y que acambio, ahora no saben ni c6mo se sienten, porque en un momento son felices,admiran a sus padres y valoran a sus profesores y amigos, un rato despuésencuentran que nada es suficien­ te, que todo les molesta ...Este no es un libro autobiográfico, aun cuando contiene pe­ cados, experienciasy confesiones que realmente han ocu­ rrido en mi vida, y que, son tan sencillascomo la misma cotidianidad dentro de la cual ocurrieron, pero que bien puedenllegar a ser provechosas porque al final de cada una de ellas, hay una reflexión,un aprendizaje, una propuesta.Este es un libro que intenta ofrecer a sus lectores algunos planteamientosimportantes, pero que ante todo contiene pecados de madre y confesiones demujer.
EL AYER ES EL HOY Y EL MAÑANA
Aunque somos el resultado de nuestraspequeñas y grandes decisiones, tambiénnos forman aquellos eventos que de unau otra forma llegaron a nuestra vida cuandoaún no estábamos preparadospara controlarlos ...
Siempre fui una niña regordeta.En mi familia no había -al menos cerca de mi- perso­ nas gordas. Las visitaseran entonces más frecuentes que ahora. Cuando se sabía que vendrían visitas,mama nos indicaba la ropa que usaríamos y c6mo debíamos com­ portarnos.-Salen a saludar, digan gracias si les dicen que están lin­ das.Y continuaba la preparaci6n mas o menos asi:-Después de saludar piden permiso y se retiran.Siempre me cayeron gordas las visitas de los mayores. Generalmente despuésde saludar pedíamos permiso para retirarnos. Mientras nos alejábamos, algunade 1 tales visitas decía a mama, con un tono de voz presumi- blementeimperceptible, pero... yo que siempre he oído hasta lo que no me estándiciendo, lo escuchaba todo.-Oye, la mayor, esta como gordita, no?A lo cual mama corregía:-No es la mayor, es la segunda ...-Ah ...
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¡Cuanto daño me hicieron esos comentarios! ... Lo de gor­ da, porque lo demayor no me afectaba.A siempre me gusto leer, especialmente aquellos cuen­ tos que comenzabanmaravillosamente igual: "En un pais lejano, habitaban un rey muy bueno y suesposa la rei­ na...".Generalmente los reyes de los cuentos vivian en un gran castillo rodeado dehermosos y grandes arboles y muchas flores de maravillosos colores.El cuento que lei una y otra vez puedo relatarlo asi:El rey y la reina eran muy felices. El rey deseaba que su reina le diera un hijopara que despues ocupara el trono, asi transcurrie­ ron los nueve meses deespera, hacienda planes para recibir en su castillo al futuro rey de la comarca.Finalmente ... la reina dio a luz... una hermosa niña.El buen rey se puso rojo, verde y amarillo de descontento y pidi6 a la reinaocultar a la niña y decir a todos sus súbditos que el bebe habia nacido muerto.La reina estallo en llanto y suplico al rey que la dejara tener a la niña en una delas torres de! castillo, pero el rey, insisti6 en que debía llevarla lejos de allí,donde nadie supiese que era la hija de! rey y la reina.En media de lagrimas y sollozos la reina, vistiendo 1'0pas de cortesana, sali6 enbusca de un hogar para su adorada hijita.La reina se sinti6 tranquila cuando encontr6 a una pareja que ya tenia una niñay eran unos padres adorables y bondadosos, asi que les pidi6 cuidar a la niña,con la promesa de venir por ella algunos años mas tarde y prometiendo quepara entonces !es diria toda la verdad sabre la verdadera identidad de la niña.La pareja recibi6 con agrado a la niña, la criaron con el mismo amor que a supropia hija. Muchos años despues el nuevo }oven y apuesto rey, nacido untiempo despues que la nñia, busc6 por toda la comarca a una niña que habiasido entregada a una pareja, al encontrarla convertida en una bella y cultadamita, explic6 a los padres que ella era su hermana la princesa y que su madreantes de morir le habia confesado ese secreto.
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¡Ese cuento fue el primer y mas maravilloso descubri­ miento de mi niñez!Despues de leerlo varias veces, formule la primera hip6- tesis de mi vida :¡Si yo no era parecida a nadie de m ifamilia, entonces yo podria ser coma laprincesa de! Cuento!Comence a observar cuidadosamente a mis padres, mis hermanos y los demasmiembros de la familia. El tiem­ po pasaba fugaz mientras hacia con inusitadointeres la primera "investigacion" seria de mi vida.Mama era una mujer hermosa, tenia lindas piernas, ojos picaros, sonrisa franca,era fina, delicada, reia y conver­ saba con mesura, lucia elegante con todo lo queusaba, era diligente y madrugadora. 1Yo, en cambio, tenia piernas de futbolista, reia a carcaja­ das y hablaba mas queun perdido cuando aparece; ade­ mas, el espejo no mentia al decirme quedificilmente me pareceria a Shirley Temple, la nifia -artista- mas famosa deentonces.Conclusion: ¡yo no tenia nada de mama!Mis observaciones continuaron con papa. El era alto, del­ gado, con hermososojos verdes, muy serio y silencioso, comia poco, nunca reia, era madrugador,superpuntual y rigido para todo.Yo, como he dicho, era regordeta, de ojos cafe, reia y ha­ blaba mucho, mecostaba levantarme en las mañanas y sobre todo, muy amiga de improvisar,nada de rigidez.0 sea nada que ver. Yo no tenia nada de el.Mi hermana mayor era muy delgada, comia muy poco o mas bien nada,ordenada, timorata y poco atrevida, no corria cuando mama nos iba a castigar,porque segun ella, si los nifios corrian cuando la mama los iba a casti­ gar, latierra se abria y se los tragaba.Yo comia todo lo que podia, no me daba miedo de nada y corria como locacuando mama me iba a castigar, al fin y al cabo hubiera preferido que la tierrame tragara y no que mama me alcanzara.¿Conclusion?: no tenia nada de mi hermana mayor.Mi hermano era muy travieso, todo lo perdia, en los co­ legios no lo soportaban ycuando tenia unos ocho a.nos comenzo a hablar algo tartamudo.
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En contraste con esto, aunque yo no era ordenada, no tenia la facilidad de elpara perder o extraviar mis pertenencias; en el colegio era charlatana pero noinsoportable, hablaba de corrido sin tartamudear.¿Conclusion? jTampoco tenia nada de el!Una de mis hermanas pequefias era bella, con linda na­ riz respingada y ojosverdes como papa, era brava y muy callada.Conclusion sencilla y evidente: tampoco tenia nada de ella.Mi hermana menor, era linda; parecia mas bien un dibu­ jo de Renoir, asi que, nonecesitaba mas observaciones, simple y definitivamente formule miconclusion:jTampoco tenia nada de ella!Despues de revisar una y otra vez las observaciones mas cercanas, estudie,aunque con menos profundidad, a mis tios y abuelos.Mi abuelo paterno era muy semejante a papa, mi abuela materna tenia bellosojos azules, una de mis tias era tambien de ojos claros, en fin... no valía la penaprofundizar, estaba muy ansiosa por formular mi conclusión final y asi lo hice:"Yo era como la princesita de! cuento, la reina me habia dejado con mis padrespara que me cuidasen mientras ella volvia por mi, por eso yo era diferente atoda mi familia, por la misma raz6n las visitas que me miraban con ciertacuriosidad y comen­ taban que estaba gorda, no volverian a importarme. Al fin yal cabo, yo era una princesa y mi misi6n era seguir de inc6gnita hasta que lareina viniera a recogerme. Eso si, yo amaba a mi familia profundamente y lareina era importante solo para que me llevara a vivir al castillo ".Cuanto daño y cuanto bien pueden hacer a un niño las comentariosdesprevenidos de un adulto. Sin embargo, todo depende de la forma como elnifio las asuma o c6mo aprenda a defenderse, aun dentro de su inocencia.Algunos de los adultos que con mayor frecuencia lesio­ nan, maltratan omoldean de uno u otro modo la perso­ nalidad del niño son las profesores.
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Recuerdo con claridad una experiencia que de alguna forma marc6 tanto parauna de mis hermanas como para mi, muchisimas mas cosas de las que nadiepodria haber supuesto entonces y mucho menos el famoso profesor dematematicas a quien se refiere este relato, el señor "M" a quien apodabamos elREY DE HUNOS (para nosotros era UNOS sin H).El profesor "M" evaluaba cada dia la tarea dejada la clase anterior, nos haciapasar al tablero, debiamos entregarle el cuaderno, el con rostro adusto pasabalentamente las hojas, se detenia para comenzar en la primera pagina,Leia el nombre y levantando las ojos por encima de sus pequeños lentes,miraba fijamente a la victima de turno, de nuevo leia en voz baja peroperceptible:Colegio: ..........Curso:............Alumna: .......................Despues de esto, dirigiendose a las demas alumnas, decia en tono burl6n:- Hummmm la señorita "T" estudia en este Colegio y que casualidad, en estecurso.Sin darnos tiempo a reaccionar pasaba las hojas del pobre cuaderno y encualquiera de las paginas iniciaba una lec­ tura ilegible, tal vez coincidente conla letra confusa de la estudiante, pero que de cualquier forma -hay que recono­cerlo-, sonaba gracioso.Mas por congraciarnos con el que par burlarnos de la vic­ tima de turno, lasdemas sonreiamos timidamente, gesto que el eliminaba diciendo en tonocortante:- Bueno, bueno, a ver señorita... copie, copie que para eso lallame.Acta seguido, aguzando la mirada entre las demas niñas buscaba con unasonrisita entre burlona y descuidada par finalmente ordenar:- A ver…señorita "G", díctele a la señorita el ejercicio n. 1 de la tarea, aunque ...déjeme ver…¿trajo su cuaderno?
Cuando la niña señalada, le ensenaba su cuaderno agre- gaba impaciente: '- Bueno, bueno, ya le dicto. ¡Es para hoy, señorita!Para entonces la niña que estaba en el tablero, ya tenía las manos sudorosas, latiza estaba prácticamente húmeda entre sus manos y el pulso agitado noresultaba el mejor colaborador para copiar el dichoso ejercicio. De cual­ quierforma, copiaba y miraba al profesor en espera de una nueva orden, a lo cual eldecía:- Y...señorita, ¿que va a hacer ahora? Resuélvalo, pero hable, hable. Díganos queva a hacer porque ya nos esta­ mos aburriendo.La pobre niña del tablero, con voz de moribunda decía:-Como esta es una ecuaci6n de... voy a factorizar.Pero antes de que la niña hiciese algo el profesor interve­ nia diciendo:-¡Que bien! ¡La señorita va a factorizar!Y mirándonos a todas, mientras las de atrás intentaba­ mos en vanoescondernos tras las de adelante, el escogía a otra diciendo-A ver señorita "S", usted ¿que opina?-Yo creo que está bien.-¿Si? Pues yo creo que usted no sabe nada, así que sien- tese y tiene ¡UNO!Volviendo su mirada a la niña del tablero decía en tono impaciente:-¿Y usted, todavía esta alli? ¡Por favor! ¡Sientese que us­ ted tambien tiene UNO!Asi o con muy pocas diferencias transcurría el tensionan­ te tiempo dedicado ala evaluaci6n.Lo importante o lo trascendente de esta experiencia radi­ ca en la forma comocada una de nosotras reaccion6 de por vida a esta "metodología".
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La mayoría de las niñas decidi6 que hablar en público era arriesgarse a la burlao al ridiculo, pero unas pocas encontramos en esta equivoca conducta docente,un reto que debíamos afrontar en forma individual y el cual po­ driamos resumirasi: hablar en publico es algo que ni este pro­ fesor, ni ningun otro va a lesionaren mi.Como consecuencia de la estrategia pedag6gica de la clase de matemáticas,mi hermana, que es una persona inteligente y creativa, suele guardar silencioante grupos con mas de cinco personas; a pesar de ser una profesional exitosa,nunca ha querido dictar una conferencia o com­ partir formalmente sus saberesy experiencias.En contraste con esta reacci6n, otras compañeras y yo quisimos afrontar elreto, asumimos la actitud del famoso profesor de matemáticas como unacontribuci6n a nues­ tro crecimiento personal y decidimos "llevarle la contra­ ria";hablando sin temor y expresando aun nuestros erro­ res, con voz serena y tonoseguro.Hoy dia, dos de mis compañeras son abogadas muy so­ bresalientes, capacesde presentar y defender causas, en­ contrando en la serenidad de susintervenciones las pala­ bras y los argumentos adecuados para cada situaci6n.Yo que jamás lo pense, termine siendo docente y ya como profesional de ladocencia, recuerdo al profesor "M", como el unico docente que me ensen6 algoen cuantoa didáctica y metodología concierne; de él aprendí algo que ningún libro dedidáctica ha contenido hasta ahora y que bien podría titularse: actitudesdocentes que obstaculizan el progreso de las estudiantes.Con el paso del tiempo, cuando ya profesionales, madres y abuelas, nosreunimos, siempre surge el recuerdo inolvi­ dable de las clases de matemáticascon el sefior "M". No se si el este vivo o no, pero si se que su forma de trascen­der o de hacerse inolvidable no ha sido la mas acertada.Hay formas de trascender y de ser recordados por siem­ pre, pero nuestroprofesor no eligi6 precisamente la mejor de ellas. Si bien es cierto que a unaspocas nos impuls6 a promover algunas habilidades, a la mayoria de sus alum­nas les causó daño, dolor y desconfianza en si mismas. ¡Esto es algo realmentegrave!
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Esta experiencia me invita a destacar la importancia de que el docente, asumacada intervenci6n de sus estudian­ tes como una oportunidad para estimularlos,16gicamen­ te sin dar como acertadas las respuestas que no lo sean, pero siformulando al estudiante sugerencias, que expre­ sadas con respeto, seran unaporte valioso y trascendente en su crecimiento personal.Las anteriores historias me permiten reconocer que no son los hechos los quelimitan nuestro futuro sino la manera coma cada uno de nosotros asume,vivencia, maneja o aprovecha ese hecho que en su momento pudo ser negativoo malsano; asimismo que las oportunidades de superaci6n estan siempre a lamano y que s6lo me faltaba buscarlas, identificarlas, reconocerlas y luchar paraprovecharlas, ol­ vidandome de resentimientos, ignorando hechos quepudieron hacerme daño, y mas bien, buscando dentro de mi misma la fuerzapara estar por encima de lo que en un mo­ menta dado pudo parecer unadebilidad, una limitaci6n, un defecto. Tambien aprendi lo importante que esdirigir mi energia a superarme, no para demostrar a nadie lo que puedo hacer,sino para mostrarme a mi misma que ningu­ na fuerza es tan poderosa coma mipropia fuerza interior.
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CONFESIONES DE NIÑA, PECADOS DE MADRE
Quizás uno de los roles en que más nosequivocamos, pero siempre con la mejorintenci6n, es en el papel de madre,sin embargo, es sano reflexionar yconfesar, aunque pueda parecer tarde,algunos de nuestros "pecados de madre ".
A mis trece años, toda una preadolescente, mis sueños y mis pensamientos,lógicamente se diferenciaron de los que acariciaba durante mi niñez. Comencéa observar con mayor cuidado a mama e hice otro de mis famosos planes delfuturo.Planeaba ser como ella: esposa y madre. Naturalmente mis sueños y planes,estaban basados en la poca o prac­ ticamente ninguna informaci6n que tenía ymás aun en el nulo interés por preguntarme ciertas cosas que aún noinquietaban mi mente.Mi plan era muy sencillo: tendría un buen esposo, que al llegar de su trabajofuera cariñosamente recibido por su esposa (yo) y nuestros hijitos (debían servarios, pero nun­ ca precise el numero), por tanto en mi plan no "aparecíanpasos del proceso". Como por arte de magia, yo me veia en el nuevo rol con elque soñaba una y otra vez, modifi­ cando algunos detalles, por ejemplo; en uncomienzo mi esposo era como papa, trigueño y de ojos verdes, pero pronto lotransforme en un hermoso caballero rubio y de ojos azules.Al compartir estos sueños con mis dos mejores amigas: Bianca y Alba (quienmuri6 un afio después), ambas se mofaban de mi mal gusto diciendo:- ¿Y para que quieres un mono desteñido?Yo para entonces aún conservaba una frase de mi niñez, por lo cual respondí:-Pues para lo mismo que ustedes quieren a un trigueño.
Luego todas reíamos y empezábamos a hacer planes de cuando fuéramosgrandes, tuviéramos novios y esposos, pero eso sí, ¡lo juro!, nuestras charlasnunca iban mas allá de esto. ¿Como íbamos a preocuparnos por cosas quedesconocíamos totalmente?Los domingos mama nos llevaba a la función para niños que se llamaba"matinal", empezaba a las 10:30 am. Me encantaba Shirley Temple, una niña decinco años, pre­ ciosa, que actuaba en películas supertiernas (hoy día losadolescentes las llamarían cursis).Para ese momento la televisión apenas había llegado a Colombia, habíatrasmisión únicamente de 6:00 pm a 9:00 pm, un solo canal que siempreempezaba con el him­ no nacional y la foto del presidente que se hacía HamarExcelentísimo, Señor, General Gustavo Rojas Pinilla.Lo anterior explica porque en mi tiempo, no comenza­ bamos tempranamente ainquietarnos por ciertas cosas o a formularnos ciertas preguntas, por esto miniñez fue sencillamente maravillosa. ¡Cero estrés, cero preguntas inútiles!La televisión era todo un programa familiar, comíamos a las 5:30 pm y a las6:00 pm pasábamos a la salita de la TV. Papa encendía el televisor (era cosa deadultos) y em­ pezaba la programación, pero dando las 8:00 pm, mamasuavemente decía:-Bueno niños, no más televisión, ya María los acompaña a empijamarse. Maríaera lo que se llamaba, "la emplea­ da de adentro", ella nos tenía la cama lista aligual que la pijama, la cual nos ayudaba a colocar y casi a rastras nos llevaba acepillarnos los dientes, porque ya nos tenía listos las cepillos con la cremadental. ¡Que barbaridad! ¡Antes no somos retrasados mentales, si todo nos lohacian!Una vez listos nos llevaba a la sala. Mama y papa nos da­ ban la bendición parair a dormir. Aquí no terminaba el ritual, yo me sentaba a la orilla de la cama ybien perezosa le sugería a María, con un gesto de cabeza, que me ayu­ dara asubir las piernas, luego ella me tapaba, jtan rico! Esa sensación tan agradableaun persiste, adorn que me toquen los pies y que me tapen, será tambienporque un rato despues, mama venia al cuarto que compartia con mi hermanamayor, de nuevo nos arreglaba las sabanas (no se usan cobijas en Cali, por elcalor), nos daba un beso y apagaba la luz. ¡Nunca me gusto dormirme aoscuras!
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Retomando el tema de los sueños acerca de un príncipe azul y unos belloshijos, reconozco que he sido afortuna­ da, nueve años despues, llego a mi vidael principe azul, tal como lo soñe; rubio y de ojos azules. ¿Que tal mi suerte?Pero algo que nunca imagine, fue que algún día, seria muy mayor, tendria mishijos ya grandes, dispondría de tiempo para reflexionar y escribiría alga coma losiguiente:Hoy, cuando soy una mujer mayor, cuando mis hijos son pro­ fesionales,independientes y sanamente autosuficientes, tengo tiempo para reflexionar.Comienzo pensando que reflexionar es dar marcha atrás, "de­ volver el casete",para mirar de nuevo aquellas cosas que la con­ ciencia nos acusa de no haberhecho con mayor acierto o eficien­ cia.Mi reflexion se concentra en mi papel coma madre.;,Mi conclusion? ¡Facil! ¡Debo confesar muchos pecados coma madre!¡Pobres hijos mios!Mientras sus amiguitos podían salir de! colegio e irse al Club, a comer pizza, ajugar tenis, bolos o golf, mis pobres hijos debian venirse en su ruta y llegar muypuntuales a casa y... ;,que creen?Allí estaba yo, siempre yo, pendiente de su llegada, "espiando" sus rostros,intentando adivinar si se sentían contentos o aburri­ dos, preguntándoles comahabia estado la jornada escolar, inda­ gando si realmente todo estaba bien osolo me decian "todo bien mami" para que no los interrogara mas.Fui tan deficiente coma madre que nunca o casi nunca intervine en sus tareasescolares, no creo haberme "sentado a hacer tareas" mas de tres o cuatroveces en cada una de sus vidas y eso segun necesidades muy evidentes. Peroeso si, cuando advertia algu­ na deficiencia academica o una dificultad deaprendizaje, alli estaba yo coma un fantasma, persiguiéndolos con las tablas demultiplicar, acosándolos con las adverbios de modo o de lugar, presionándoloscon las capitales de países.
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Llegue al colmo de hacer unas carteleras de! tamaño de un pliego de cartulina(ahora las venden en las semáforos) con la tabla del 7, la de! 9 y la de! 6, quefueron para ellos las mas difíciles. Luego, coma si Juera poco, se las pegabafrente a su cama, asi que el pobre nñio, cuando abría las ojos, lo primero queveia era: 7XJ=7, 7X2=14, etc... y eso que la ultima imagen en la noche habiasido la misma dichosa cartelera.Mientras las madres de sus amiguitos las levantaban temprano y las apurabanpara irse a estudiar, yo nunca las obligue a ir al Colegio, si no querian ir, bienpodian quedarse en casa, pero eso si, debían cumplir UNA SOLA CONDICIONdecirme la ver­ dad y nada mas que la verdad, no importaba lo que fuese, si nohabian hecho una tarea, si tenian una evaluaci6n y no habian estudiado, sitemian un regaño de! profesor, etc.Ellos no tuvieron, coma sus compañeros de colegio, cuartos indi­ viduates,· lastres muchachos compartieron la misma habitaci6n. Siempre creí que esto lasayudaría a compartir muchas cosas de sus vidas, a no ser indiferentes con lasalegrías o las tristezas de! otro, a comunicarse de una manera cotidiana,espontanea y desprevenida.Tampoco tuvieron, al igual que sus amigos y compañeros, un televisor propioen el que pudieran ver lo que ellos quisieran, yo pensaba que si juntas veiamosTV, podriamos compartir, selec­ cionar, dialogar o aunque fuera verlos discutirpar ver uno u otro programa, ademas yo podria estar atenta a la clase deprogramas que ellos vieran.
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Próximos capitulos a publicar muy pronto.
n este libro, la autora revive eventos de suinfancia en Cali, Colombia, y de su vida adulta comomadre y esposa. Gloria crio a sus cuatro hijos allado de su marido, apoyandose en el ejemplorecibido de su madre y de su suegra, quecontribuirian permanentemente para su crecimientopersonal.Pecado de Madre. Confesiones de Mujer relata quelos momentos dificiles son oportunidades desuperacion, ocasiones para fortalecer el espiritu ypara estrechar lazos familiares y de amistades.Quizás uno de los roles en los que más nosequivocamos, con la mejor intención de acertar, esel rol; de madre Por eso es sano confesar, aunqueparezca tarde, los pecados de nuestra madre.
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